Interacción con el Cuerpo Humano
Los aceites esenciales restablecen la armonía y revitalizan el funcionamiento de los órganos que se encuentren en desequilibrio.
Dependiendo del tipo de aplicación, los aceites actúan de forma diferente.
Inhalación: Cuando se inhala el aroma de los aceites esenciales, éste pasa a través de las mucosas nasales, donde se encuentran las células receptoras del olfato. Los estímulos causados por el aroma se envían al celebro: al hipotálamo, al tálamo y al núcleo amigdalino. Estos estímulos ejercen una especie de acción hormonal que origina la liberación de sustancias neuroquímicas.
Masaje, Baño, Compresas: El medio conductor de los aceites esenciales en cualquiera de estos métodos es la piel, que está compuesta por tres capas: la epidermis, la dermis y la hipodermis. La epidermis constituye una barrera que impide la penetración de sustancias en la piel, protegiéndola de cualquier agresión externa. Sin embargo, los aceites esenciales consiguen penetrar en la piel y entrar en el sistema circulatorio, siendo transportados por todo el organismo. Una vez dentro, cada aceite esencial tiene un mayor o menor efecto sobre determinados órganos.